Nueva Italia, Mich. Martes 5 de marzo del año 2019. Entre los acordes musicales que generaban cuando menos una decena de bandas musicales, inició esta tarde el Carnaval del Torito de la Paz en Múgica, el cual logró concentrar una cifra histórica de participantes que acudieron no sólo de esta cabecera municipal, sino de comunidades como Gámbara, El Letrero, El Ceñidor, Nuevo Coróndiro y muchas rancherías más.
Fue un río de gente el que se desbordó por la avenida principal, el cual al ritmo de bombos, platillos, timbales, trompetas, clarinetes, trombones y saxofones, le dieron vida a una tarde llena de esplendor que aglutinó en un sólo sentimiento a autoridades locales, padres de familia, maestros, estudiantes, comunidad LGBT, y pueblo en general que convivieron como nunca antes lo habían hecho.
El presidente municipal, Raymundo Arreola Ortega llegó desde las 5 de la tarde acompañado de su secretario particular, José Miguel Barriga. Venía ataviado con un pantalón caqui claro, camisa blanca y zapatos negros. En torno a él, la gente se arremolinaba para saludarlo, mientras los organizadores ordenaban a los cuadros que irían a la cabeza del desfile.
Poco antes de las seis la columna de gente empezó a caminar. El serpenteo que provocaba la obra de remozamiento de la avenida Lázaro Cárdenas hacia parecer que se había conformado una boa gigantesca, donde unas diez mil personas cantaban, bailaban, reían, en lo que es considerado esta noche como el Carnaval más grande del que tenga memoria en Múgica.
En sí fue la fiesta de la Paz, “el Carnaval del Torito de la Paz”, como diría en la pérgola municipal el alcalde Arreola Ortega, quien veía con sorpresa que se había atestado de gente y aún faltaban muchos participantes por llegar. “Estamos contentos, agradecidos con la población, porque lo que buscamos fue darle un rato de diversión y esparcimiento y todos nos respondieron bien. Ante ello no tenemos con qué pagarles a todos, estamos muy agradecidos”, dijo con una sonrisa de felicidad en su rostro.
La tarde fue muy agradable. Participantes y público que se apostó a las orillas para ver el desfile formaron una comunion. Eran momentos de baile, de rumba, de confeti, de decenas de toritos de todos tamaños en manos de chicos y grandes, de botargas, de exhibición de los mejores pasos de bailes, e incluso de un personaje de la Guerra de las Galaxias, el cual con sus casi dos metros de altura prendia y apagaba cientos de focos que le daban un aspecto impresionante.
Con la llegada de la noche, por las calles aún se veían los estertores de la fiesta, de lo que el Carnaval de la Paz en Múgica había logrado, pues parecía que nadie quería ponerle fin a la convivencia. El alcalde agradeció a todos por su participación, y dijo que queda latente la esperanza de que las cosas se vuelvan a repetir, que Múgica está dispuesta al cambio, donde las familias buscan reconocerse unas a otras, “por eso estas fiestas donde fomentamos la paz son muy necesarias para todos nosotros”, concluyó.