Un “debate” electoral sin la participación del partido favorito entre el electorado y sin su candidato es un fracaso y un acto de censura. Resulta ociosa una escena, que busca ser democrática, sin la participación del actor principal, en este caso la ausencia de un representante de morena le quitó el sentido al evento. En tal circunstancia no se cumplieron los principios de equidad, imparcialidad, ni hubo máxima publicidad para todas las fuerzas políticas, por lo tanto, el llamado “debate” electoral no significó un ejercicio democrático.
Es un error del árbitro electoral dejar fuera al jugador principal, el debate pudo darse cuando se permitiera la participación de todos, y no así, pues no se permitió que los electores conozcan sus ideas y propuestas, es decir, censuran la participación del partido por el que la mayoría quiere votar y con ello clausuran la posibilidad de un real intercambió de ideas. El llamado “debate” organizado por el IEM resultó una pérdida de tiempo y dinero, un evento de censura y antidemocrático; además de que no cumplió ningún propósito de utilidad para los electores.
En tiempos de campaña es de suma importancia que la ciudadanía tenga a su alcance todas las propuestas de los partidos políticos, candidatas y candidatos; para que el día de la elección puedan salir a votar por quiénes consideren la o el mejor.
Para ayudar a tener todo el panorama, una herramienta útil son los debates, estos son una de las formas que tiene el pueblo de recibir, entender y analizar directamente a los personajes que buscan ser electos, es por ello y de suma importancia que los debates electorales deben ser incluyentes y democráticos.
Nunca más un “debate” electoral excluyente y con censura.